De cuidados especiales
requieren niñas y niños
crecer en ambientes sanos
rodeados de gran cariño
Convención para Cantar. Luisa Pernalete 2020
El artículo 27 de la CDN establece que niños, niñas y adolescentes (NNA) tienen derecho a un nivel de vida adecuado que contempla el contar con servicios públicos que aseguren la higiene, salubridad y el equipamiento de las comunidades con recursos esenciales para proteger la vida e impulsar el desarrollo humano.
En el período mayo a septiembre 2020 se agrava el colapso de los servicios de agua, gas doméstico, transporte y suministro de gasolina. Los cortes continuos y prolongados electricidad en el país afectan a familias, hospitales, centros educativos y otros servicios esenciales. Se inicia el año escolar con la modalidad de educación a distancia, aunque los gremios educativos, padres y educadores advierten que un alto porcentaje de estudiantes y de profesores no cuenta con un servicio regular de electricidad y conectividad.
Cuando por el COVID-19 es obligatoria la medida del lavado frecuente de manos, sólo un 14% de la población del país recibe agua en forma continua: en Boconó (Trujillo) no hubo agua durante 4 meses sucesivos, mientras que en zonas de Baruta (Miranda) fueron 800 días continuos; hay zonas de Petare (Miranda) que no han tenido agua en 2020. Hay comunidades que pagan hasta 60 dólares por una cisterna.
Por la falta del servicio de gas doméstico durante muchos meses, en varios estados del país las familias deben cocinar con leña. En algunas zonas se denuncia el cobro de altas sumas en dólares para llenar una bombona de gas.
Las líneas de transporte público dejan de funcionar en muchas ciudades del país por falta de combustible y repuestos. Cuatro mujeres dan a luz en la calle en Puerto La Cruz, Zulia y Lara y en Monagas, mientras que una parturienta de 18 años muere en espera del suministro de gasolina al vehículo que la llevaría al hospital. Similarmente, tres niños gravemente heridos por una explosión no podían ser llevados al hospital y en una comunidad indígena, un niño mordido de serpiente no podía ser trasladado al hospital, ni se lograba enviar el suero para salvarle la vida.
También por falta de combustible dejan de funcionar comedores comunitarios y hasta las funerarias y servicios de medicatura forense no prestan servicios. Con una niña fallecida, los familiares recorren 12 Km para su sepelio en Aragua.
Este breve recuento de aflicciones es suficiente para retratar la inmensa responsabilidad que el Estado venezolano está fallando en asumir para garantizar una vida digna para la niñez y adolescencia en el país. Estas y otras omisiones deberán ser explicadas ante el Comité de Derechos del Niño.
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