Prensa Redhnna. La Asamblea General designó el 21 de marzo Día Mundial del Síndrome de Down. Con esta celebración, la ONU quiere generar una mayor conciencia pública sobre la cuestión y recordar la dignidad inherente, la valía y las valiosas contribuciones de las personas con discapacidad intelectual como promotores del bienestar y de la diversidad de sus comunidades. Asimismo, quiere resaltar la importancia de su autonomía e independencia individual, en particular la libertad de tomar sus propias decisiones.

Hoy desde la #Redhnna recordamos la responsabilidad del Estado venezolano en la garantía de los derechos de los niños, niñas y adolescentes con síndrome de Down en la construcción de una sociedad inclusiva y equitativa. Según la Convención sobre los Derechos del Niño, ratificada por Venezuela, todos los niños tienen derecho a un desarrollo pleno y a disfrutar de los beneficios de la educación, la salud, la protección y la inclusión social, sin discriminación alguna.

El Estado tiene la obligación de crear un marco normativo y político que favorezca el acceso a derechos para todos los niños, niñas y adolescentes, incluyendo aquellos con síndrome de Down. Esto implica la implementación de políticas públicas que aseguren la atención integral, el acceso a la educación inclusiva y la promoción de la participación activa en la comunidad.

La educación es un derecho fundamental que debe ser garantizado sin condiciones. El acceso a una educación inclusiva y de calidad no solo beneficia al niño o niña con síndrome de Down, sino que también enriquece a toda la comunidad escolar, fomentando valores de respeto, empatía y solidaridad. Es responsabilidad del Estado desarrollar programas de capacitación para docentes y personal educativo que permitan una atención adecuada a las necesidades específicas de estos estudiantes.

Además, el acceso a servicios de salud adecuados es crucial. El Estado debe asegurar que los niños y adolescentes con síndrome de Down reciban atención médica oportuna y especializada, así como terapias que faciliten su desarrollo físico, emocional y social. Esto incluye la provisión de recursos y apoyo a las familias, quienes juegan un papel esencial en el bienestar de sus hijos.

La inclusión social es otro aspecto clave. El Estado debe promover espacios donde los niños y adolescentes con síndrome de Down puedan interactuar con sus pares, participar en actividades recreativas y culturales, y desarrollar sus habilidades sociales. Esto no solo contribuye a su desarrollo personal, sino que también ayuda a derribar barreras y estigmas asociados a la discapacidad.

En conclusión, el Estado venezolano tiene la responsabilidad ineludible de garantizar que los niños, niñas y adolescentes con síndrome de Down accedan a sus derechos fundamentales. Esto requiere un compromiso decidido para crear políticas inclusivas, recursos adecuados y un entorno social que fomente la igualdad y el respeto por la diversidad. Solo así se podrá construir una sociedad más justa y solidaria, donde todos los niños y niñas tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial.

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