Por Fernando Pereira | @cecodap 


“Una de las cosas positivas del momento que vivimos es que por lo menos los niños están protegidos porque están en casa”. Esta opinión refleja lo que piensan muchos, pero ¿es realmente así?

Desde Cecodap promovimos un encuentro con Mercedes Muñoz Jiménez, directora de AVESA para conversar sobre el tema. 

Comenzó por aclarar que el abuso sexual es más común de lo que se piensa. Hay que saber que se trata del uso del poder de un adulto o de un adolescente que tenga 5 años de diferencia para satisfacerse sexualmente. No es solo penetración; caricias indebidas, tocar, obligar a desnudarse, sacar fotos o video de carácter sexual, obligar a ver películas pornográficas, masturbación, actos lascivos. Es el uso de un niño, niña o adolescente para satisfacerse sexualmente.

¿Los niños no son abusados? Varones y niñas son abusados sexualmente. Cuando son pequeños se abusa de ambos en la misma proporción. A medida que crecen las niñas son las más abusadas.

Es innegable que también hay un gran tabú para denunciar los abusos a varones por la idea de que se va a dudar de su virilidad.

Muñoz desmontó la creencia de que el abuso sexual por personas del mismo sexo no cambia la orientación sexual del abusado.

¿Quiénes abusan?

Hombres y mujeres abusan sexualmente; aunque la gran mayoría son hombres respondiendo a las pautas sociales, machismo.

La mayoría son personas cercanas, familiares, allegados, cuidadores. Eso complica el tema de la prevención en el confinamiento, pues la víctima está al alcance del perpetrador que puede aprovechar cualquier momento del día.

¿Qué hacer?

Es clave la prevención. Muñoz insistió que tras años de trabajo en AVESA es la prevención la vía más efectiva. Hay que hablar del tema y romper las barreras que impiden sea un tema que se aborde en familia. La comunicación con nuestros hijos y que sepan que pueden contar con nosotros en cualquier momento va a ser fundamental para que se pueda prevenir o atender un caso en casa.

Todas las familias educan sexualmente, no hablar del tema es una forma de hacerlo. La educación sexual se da de manera permanente desde que el niño o la niña nacen, se escoge el color de sus vestimentas, los juguetes que usarán, si pueden o no tocarse sus partes. A través de la familia, escuela, comunidades, medios, redes sociales le llegará la información sexual a nuestros hijos e hijas; de ahí la importancia de poder conversar en casa de esos aspectos. Hay un trabajo personal que debemos hacer para ver cómo vemos nuestra propia sexualidad y por qué nos cuesta hablar tanto del tema. 

Lo que sí es cierto es que hay que creer a los niños. Raramente mienten sobre este tipo de eventos. Las familias tienden a ocultar o no creer a los niños por lo doloroso que es admitir la presencia de un abusador en el seno familiar o en su entorno. Es más fácil desconocer lo que vive el niño que admitir los hechos y sus consecuencias. 

La especialista insistió en que hay que denunciar los casos de abuso ante el ministerio público, consejo de protección del niño, niña y adolescente. Un primer paso para la recuperación de las víctimas es sentir que se les cree, se les acompaña, se formula la denuncia (aunque en muchos casos no llegue a un desenlace positivo por las limitaciones del sistema de justicia).

Las víctimas del abuso se pueden recuperar con apoyo profesional.

Hay que insistir en que no es responsabilidad de la víctima el abuso por parte del victimario.

Enseñar a los niños a auto-protegerse es una de las principales herramientas; no tomarse fotos desnudos o mensajes que los puedan comprometer; especialmente en las redes sociales.

Es fundamental estar atentos a las señales: cambios en el comportamiento, somatización, hipersexualización.

La cuarentena y el confinamiento hacen más compleja la situación ya que el victimario pasa 24 horas con la víctima y los mecanismos de denuncia se hacen más complejos, pero hay que tener presente que el silencio es el principal cómplice del abuso sexual.

Efecto Cocuyo

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