En lo que va de 2019 han fallecido siete niños con leucemia en Ciudad Guayana. Todos necesitaban trasplante de médula. En esa espera solo queda Eilyn, una niña de nueve años.
El pasado 25 de mayo murió Karla Trillo, una niña de 11 años de edad que padecía de leucemia aguda y necesitaba de trasplante de médula, así como otros seis niños que han muerto en lo que va de año. El año pasado fueron ocho los fallecidos.
Karla y su papá, Alí Trillo, acudían cada 21 días al Hospital Uyapar de Puerto Ordaz para buscar los medicamentos y hacerse las quimioterapias, pero desde hace casi un año dejaron de asistir por las carencias en el lugar, y acudían a Fundación Lala, donde actualmente Eilyn, la única niña que aún sobrevive esperando por trasplante, se realiza las quimio.
Karla era la menor de tres hermanos. Su familia es de Tucupita, estado Delta Amacuro, por lo que la falta de medicamentos para tratar su enfermedad no era el único inconveniente para esta familia, que como otros casos, son foráneos. Se apoyaban con parientes para la movilización, y al menos en dos oportunidades contó con el apoyo de la Gobernación de Delta Amacuro.
El poco tratamiento que recibió en los últimos meses fueron donaciones de familiares de pacientes que fallecieron. En el centro asistencial dejaron de llegar, y comprarlas por otra vía tenía que ser en dólares, recursos con los que la familia no cuenta.
Karla, con 11 años, estuvo batallando contra la leucemia desde los cinco años, cuando le fue diagnosticada la enfermedad.
“Cuando se le hace el diagnóstico le mandaron 104 semanas de quimio, y se las colocaron completas. A los ocho años tuvo la primera recaída, y le mandaron 120 semanas de quimio, pero como a la semana 105 ya no se le suministraba como era, se le colocaban unas sí y otras no, porque no se conseguían los medicamentos. Eso influyó en que tuviera otra recaída”, comentó su padre.
Hace tres meses, a través de la Fundación Lala, estaban gestionando el trasplante con Fundamédula, pero en esos días Karla recayó y no pudo ser estabilizada.
Los pacientes con cáncer requieren de una alimentación especial, pero hasta eso era difícil cumplir en una familia de bajos recursos. “Con la alimentación, comía igual que nosotros, porque no teníamos, y era mejor que comiera algo a que no comiera nada. Lo que sí hacíamos era no darle condimentos, que fuese lo más sano posible”, confiesa Alí Trillo.
En el caso de Eilyn, la única niña en espera de trasplante que aún sobrevive, y por la que el resto de los padres cuyos hijos han fallecido manifiestan su preocupación, requiere de albúmina humana con urgencia. Con cada quimio, sus valores se debilitan más.
Eilyn está hospitalizada en el Uyapar, pero las quimioterapias se las practica en Fundación Lala. Es la cuarta de cinco hermanos. Su papá trabaja en las minas del estado Bolívar, y de él dependen los ingresos en la familia, pues su madre, María Gómez, está dedicada a su cuidado.
“Cuando muere un niño, uno siente una depresión grande, hablo de eso y es llorar, ella también, me dice mami, no quiero que me pase lo mismo que fulanito. Trato de ser fuerte, pero no es fácil, hemos visto que los demás han muerto y ella es la única de ese grupo que queda viva. Que Dios me la guarde”, manifestó preocupada la mamá de Eilyn.
En Ciudad Guayana hay otros casos de niños con cáncer, pero de momento no han requerido operación y otros continúan en estudio. Cabe destacar que muchos de los casos que llegan al estado Bolívar son foráneos y de familias de bajos recursos que se apoyan con fundaciones sin fines de lucro. Otros niños han logrado sanar, dos de ellos fueron sacados del país para ser operados y culminar su tratamiento, como Jamie, de 16 años, quien fue llevada a España; y Carlos, de 8 años, trasladado a Italia.
Fuente: Correo del Caroní
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