ACTO II. Lesiones, Muertes. Violencia Estructural

Esta entrega de Derechos de Papel centra su análisis en situaciones que pusieron en riesgo la seguridad o degeneraron en lesiones y muertes de niños, niñas y adolescentes (NNA) venezolanos, durante el primer cuatrimestre de 2020. En el periodo consultado, los medios reportaron 188 NNA lesionados y 96 fallecidos. Del total de muertes, 19 fueron por delincuencia, 10 por violencia familiar, 2 por acción u omisión policial, 15 por accidentes de tránsito, 2 por suicidio y 48 por violencia estructural. Este último dato se considera particularmente alarmante por sus implicaciones de largo plazo.

Se hizo diferenciación entre situaciones consideradas accidentales y aquellas en las que se evidenció la intención de dañar y donde hay uno o varios responsables directos e identificados, provenientes del medio íntimo familiar, conocidos, desconocidos o funcionarios de fuerzas públicas de seguridad. Las muertes y lesiones por accidentes causados por fallas en servicios públicos se consideran parte de la violencia estructural que afecta a NNA en el país, especialmente las poblaciones en vulnerabilidad social, y de la que las autoridades públicas, por acción u omisión, tienen directa responsabilidad. Se contabilizan 172 casos de violencia estructural que constituyen el 60.5% del registro total llevado para este reporte.

El perjuicio premeditado

En el lapso reportado se registró la muerte de 19 adolescentes entre 13 y 17 años de edad. Los victimarios son desconocidos y en la mayoría de los casos las víctimas son de sexo masculino. Destaca el caso de un adolescente fallecido en enero a causa de un disparo en un transporte público en Caracas; una adolescente (14), murió debido a un golpe contundente en la cabeza, infligido dentro de su casa en Maracay y un adolescente murió por una bala perdida en enfrentamiento entre bandas delictivas. También falleció una adolescente en un ritual de espiritismo, al que acudió en compañía de su mamá.

El hogar, espacio que debería garantizar la mayor seguridad, se constituye en la escena del crimen y las personas cuidadoras son las victimarias de 10 niños y niñas con edades entre 0 y 5 años, y las agresoras de 61 NNA. En la mayoría de los casos, el maltrato físico es la razón que genera la muerte, mientras que, en el ataque físico y verbal, el abandono y la negligencia se manifiestan algunas de las formas de castigo humillante a la infancia y adolescencia en el país. Destacan dos situaciones donde niñas infantes caen al vacío desde las ventanas de sus casas. Sobre lesiones, resalta el caso de un niño y una niña que huyeron de su casa en Táchira y aparecieron en Colombia, aduciendo que la madre le había dicho al niño que era un estorbo. Un niño (4) fue agredido físicamente por su padrastro en Carabobo y debió ser intervenido quirúrgicamente.

Por la actuación policial murieron dos adolescentes (16 y 17), uno de ellos en manos del Comando Nacional Anti Extorsión y Secuestro (CONAS) que lo perseguía como presunto delincuente. De igual forma, se registraron 10 NNA lesionados por la acción de fuerzas del orden público y se destaca la situación vivida por una niña (2) en el estado Zulia agredida en el rostro con un fusil por un Guardia Nacional. Dos adolescentes fueron secuestradas por el CONAS, como señuelo para detener a una persona que denunció la situación del sistema de salud en Monagas. Hubo heridos de bala en enfrentamientos entre bandas y cuerpos de seguridad, en centros penitenciarios y en manifestaciones públicas por grupos irregulares o por la fuerza pública.

En los primeros cuatro meses del año se registraron cuatro casos de lesionados por juegos peligrosos entre adolescentes. Igualmente, 4 NNA fueron víctimas de secuestro y se registraron dos casos de suicidios, un adolescente en Caracas y una niña de 10 años en Aragua.

Violencia estructural: lesiones y muertes

Entre las muertes y lesiones no deliberadas registradas en el periodo, se incluyen las causadas por accidentes viales (volcamientos, choques, explosión de vehículos). 15 NNA murieron de forma violenta y 45 resultaron lesionados en estas situaciones. Destaca el accidente en el que 4 NNA murieron calcinados por viajar en un vehículo que transportaba un bidón de gasolina, por no poder surtir en carretera; la muerte de 3 niños en un choque con un convoy militar y la situación de una adolescente (13) a quien hubo que amputarle ambas piernas por un accidente en La Guaira en época de carnavales.

Cuatro adolescentes murieron por inmersión en playas y ríos. Resalta el caso de un adolescente (12) que murió ahogado por el desprendimiento de una tubería de la planta de tratamiento de Hidrolago en Zulia.

12 NNA murieron y 15 resultaron lesionados por explosión de bombonas de gas, caída de un portón en una comunidad, quemaduras en incendios naturales, electrocución mientras volaban un papagayo, por derrumbe de un aljibe para sacar agua o por mordeduras de serpiente. En los casos de los NNA quemados o mordidos por serpientes, los hospitales cercanos a los incidentes no contaban con las condiciones para su atención rápida, por lo que debieron ser trasladados causando perjuicios irreparables.

La situación de Emergencia Humanitaria Compleja que afecta la salud como derecho humano, fue la causa de muerte de 32 NNA y de lesiones a 49 NNA, la mayoría de ellos, infantes. En el estado Bolívar el 25% de NNA que ingresan a un hospital mueren por desnutrición.

Esfuerzos protectores

Los duros datos y la ausencia de un Estado garante de los derechos más fundamentales, dibujan una realidad ominosa para niños, niñas y adolescentes en el país. Sin embargo, nuevamente iniciativas privadas de la sociedad civil, ONG y defensores de DDHH, mantienen con denuedo las fibras de esperanza que permitan restañar las heridas y lograr un hilo conductor hacia la justicia y la reparación.

Es relevante el trabajo de organizaciones como Prepara Familia en el J.M de los Ríos, buscan proveer de condiciones dignas para que NNA puedan superar situaciones de salud; o la labor incansable de Cecodap en la documentación y denuncia de vulneraciones a los derechos de la infancia; también la acción de Fundaredes, al informar sobre la situación de violencia que sufren NNA en zonas fronterizas, o el apoyo nutricional que Caritas y Cesap ofrecen a NNA y sus familias en zonas remotas, mientras que los distintos programas de apoyo psicosocial, de atención y acompañamiento a víctimas de maltrato, cumplen un rol importante para superar los traumas que el contexto nacional genera.

Por último, pero no menos importante, el invaluable trabajo diario de los medios de comunicación hace posible que, aún con la opacidad informativa oficial, se muestre este análisis y se conozca sobre el empeño de quienes no renuncian a ofrecer a la niñez y adolescencia en Venezuela, la promesa de un país más amable en el que se confirme que todos los derechos son para todos los y las NNA.

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