Fuente: El Carabobeño – En octubre de 2006 en Venezuela ya se empezaban a ver los primeros rastros de escasez alimentaria. Los hogares de zonas populares han llevado la peor parte de la crisis.

Las madres embarazadas en aquella época, y en la actualidad, no podían proporcionar los nutrientes necesarios en la etapa de gestación, lo que provoca neonatos de bajo peso. Se suma la mala alimentación que tienen los niños durante su desarrollo.

Privada de carbohidratos, grasas y proteínas, crece una generación de niños y adolescentes que no alcanzan los percentiles adecuados de crecimiento.

Aunque existen variables como la genetica y el sexo, hay una constante que azota a los jovenes, la desnutrición.

El pediatra Huniades Urbina Medina, secretario general de la Academia Nacional de Medicina (ANM), alertó que en Venezuela los niveles de desnutrición infantil aumentaron de 20% en 2021 a 33% en lo que va del 2022. Según los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 10% de esta patología ya se consideraría una situación de alarma.

Pese a este panorama desalentador, las personas siguen luchando por sobrevivir. En algunas familias, el deporte es ese escape que les ayuda a olvidar la inseguridad alimentaria y nutricional que viven.

El baloncesto es ese juego de calle que permite distraerse a los padres y niños nirgueños que se reúnen en el único gimnasio cubierto del municipio.

Allí, con una propaganda que dice “Con Chavez, Maduro y Julio Leon… si hay revolución…” conviven decenas de personas, con historias fascinantes en torno al básquet y el sacrificio que deben hacer para acceder a la recreación.

Entre todas se puede distinguir la de un adolescente y su madre. Jamainari Pacheco es enfermera y mamá soltera. Sabe que la alimentación de su hijo “no es la más balanceada”. Está consciente de que se encuentra en su etapa de crecimiento, pero lamentablemente no puede cubrir todas sus necesidades, pese a los sacrificios que hace. “Hay días que sí, pero hay otros que no”.

César Tarazona es un joven de 15 años que comparte el mismo sueño con miles de niños: Convertirse en basquetbolista profesional. Su equipo favorito son Los Cocodrilos, en los que le gustaría jugar.

-¿Por qué el basquet y no otro deporte?

-El basquet me emociona en la cancha. Soy mi verdadero yo. Puedo sentir adrenalina y rapidez en todo mi cuerpo, respondió con una sonrisa

César Tarazona
César Tarazona. Foto Nesluismar

Empezó a entrenar por su papá, que jugaba en un equipo local de Nirgua. A los 10 años ya estaba en las canchas. Sus días se basan en despertarse a las 6:00am, hacer el desayuno e ir caminando hasta el liceo. Batalla a diario con física y química, pero se esfuerza por adaptarse a la nueva rutina.

A pesar de las altas y bajas, sigue asistiendo todos los días de 3:00 a 6:30pm al gimnasio, que usa como centro de entrenamiento la categoría sub 15. Después, hace algunos ejercicios generales cuando llega a su hogar. Esta rutina la repite lunes a viernes.

Desayuna con su mamá, almuerza en el comedor de la escuela y a veces con su abuela. Como casi siempre llega tarde, omite la cena. “Ayer, lo que comí al llegar, fue pan que me dio mi primo”. Su alimentación se basa en granos y harinas, consume proteínas “cuando se puede”. No toma ningún tipo de suplementos o
vitaminas.

César nació en el mismo año en el que inició en el país el empobrecimiento masivo. En su etapa fundamental de desarrollo no tuvo acceso a los productos de primera necesidad. El es uno más de los niños que hacen actividades físicas para las que no están preparados nutricionalmente.

Pocos nutrientes y mucho esfuerzo

Los alimentos esenciales que debe ingerir un niño para desarrollarse
plenamente son los carbohidratos, lípidos y carnes rojas. La nutricionista Isabel Pialmeri expuso que quienes habitan en sectores populares no tienen acceso a estos alimentos, en especial la proteína.

La especialista detalló que en las zonas rurales del interior del país es donde más se encuentran casos de desnutrición infantil que ocasionan déficit del crecimiento, de las capacidades neurológicas y
psicomotoras”

Es a través de la alimentación que el cuerpo obtiene la energía necesaria para poder realizar cualquier actividad de la vida diaria. Existen alimentos que no proporcionan esa energía porque son altamente procesados.

Ante las dificultades económicas muchas familias venezolanas, incluyendo la de César, optan por estos productos que tienen un contenido sumamente bajo de nutrientes, vitaminas y minerales. Dan al cuerpo calorías vacías, que no aportan nada significativo al
organismo.

El cuerpo humano funciona como un mecanismo que requiere consumir todas las calorías perdidas para un óptimo ejercicio y que los músculos, articulaciones y tendones puedan responder eficientemente a la actividad física a la que se ven sometidos.

Según la fisioterapeuta deportiva, Karla Estrada, si se tiene un niño con una alimentación pobre no va a rendir lo suficiente. “El adolescente va a agotar sus reservas naturales almacenadas en el músculo e hígado. Se quedará sin combustible y comenzará a sentir fatiga. “Si este ciclo se extiende por semanas, meses o años, el niño adquirirá un prototipo morfológico ectomorfo, caracterizado por su delgadez, poca grasa y músculo”.

El organismo se puede adaptar a las circunstancias, pero va a llegar un punto en el que las demandas energéticas de cualquier
actividad deportiva superarán lo que el músculo puede proporcionar.

El atleta entra en un estado no óptimo, donde se presentan lesiones, ralentización, entre otros. El instructor de Cesar, Willy Vonderhuck, ha sido testigo de momentos en los que los niños se quedan sin fuerzas. “Son chicos con los que convives a diario. Muchos vienen aquí sin comer. Te das cuenta porque se cansan muy rápido, no coordinan sus movimientos e incluso terminan vomitando”.

Foto Nesluismar Ochoa

Extinción de basquetbolistas de alto rendimiento

La alta actividad deportiva genera muchos procesos fisiológicos dentro de la síntesis de minerales, vitaminas, así como la degradación de las grasas. Las dietas para el desarrollo muscular son necesarias para el crecimiento de la fibra muscular.

Deportes como el béisbol o el basquetbol, se practican mayormente en zonas populares, donde los jóvenes, por un periodo prolongado,
no han tenido acceso a este tipo de alimentación por limitaciones económicas.

Para ser un atleta de élite se debe entrenar muchas horas al día, durante muchos años.  Al no tener la energía suficiente, mediante la ingesta de proteínas, vitaminas y minerales no se puede alcanzar un nivel competitivo por la fatiga, músculos cansados y débiles, lo que ocasiona resultados insuficientes.

El fisioterapeuta, Fernando Vivas, comentó que un deportista no desarrolla la capacidad para alcanzar un nivel competitivo, semiprofesional o profesional. “No vas a poder llevar tu cuerpo
al límite, porque no posees el combustible esencial para poder alcanzar los márgenes de la excelencia”.

En cualquier deporte existen parámetros específicos para poder formar parte del equipo o de la disciplina. La estatura es lo que se evalúa en el baloncesto, la única posición que permite que uno de los atletas esté por debajo de la media ideal es la de el piloto, de resto la mayoría tienden a ser altos. Es uno de los pocos deportes que no puede jugar cualquiera.

En la NBA, el jugador más pequeño mide de 1,83 a 1,86. En los procesos de captación, los equipos escogen a los más altos. Vivas advirtió que  debes ser un fenómeno para estar por debajo de esa media. “Es un deporte que necesita y trabaja con eso”.

En competencias nacionales, se igualan las condiciones. Los jugadores pueden llegar a ser parte de La Liga Profesional de Baloncesto, ya que la altura promedio es menor.

Estrada, lo ejemplificó: “Cuando salimos del país a representar a
la camiseta de Venezuela, uno de los equipos más pequeños tiende a ser Venezuela. En baloncesto y cualquier otra disciplina”.

Deportistas como César tienen un sueño, pero sobre esa aspiración está la desventaja generacional, la de crecer en la crisis. Hoy, con 15 años mide 1.52cm, cuando según los percentiles de crecimiento debería llegar a los 1.68cm.

Son estas medidas las que revelan que en Venezuela no solo va a escasear la comida, también lo hará la competitividad y exportación de jugadores de básquet, lo que en algún punto puede llegar a fracturar la actividad deportiva.

Nesluismar Ochoa, Patricia Williams, Andreina Rodríguez, Andrea Peña, Luis López.

Estudiantes de Periodismo Deportivo en la UAM

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