Por Fernando Pereira | @cecodap | @fernanpereirav
“La niñez deja marca para toda la vida. Cuando falta o fallan los mecanismos de cuidado, comienza la privación y el camino de niños y de niñas se va minando de dolor, enfermedad, resentimiento y odio. El odio se reproduce luego en la escuela, en el barrio y finalmente de adultos en el trabajo, con la pareja y con sus hijos e hijas y la rueda vuelve a comenzar. Una de las formas de la crueldad hacia la infancia es la indiferencia hacia su sufrimiento y sobretodo la impunidad con la que se invisibiliza a las víctimas”
Con este llamado los participantes del 2° Congreso Mundial Infancia sin Violencia acordaron solicitar la declaración de emergencia para los niños y niñas. El evento se llevó a cabo entre el 21 y 23 de Agosto en Buenos Aires; tuve la dicha de participar representando a Cecodap.
Niños que sufren en silencio
La Sociedad Internacional para la Prevención del Abuso y Negligencia Infantil, asegura que «5 niños mueren cada día debido al maltrato infantil. Una de cada 4 niñas o 1 de cada 5 niños es abusado sexualmente y más de mil millones de niños en todo el mundo experimentan violencia anualmente»
Una violencia que no se denuncia ni genera aspavientos. Según Unicef cerca de 300 millones de niños de 2 a 4 años en todo el mundo (3 de cada 4) son víctimas de algún tipo de disciplina violenta por parte de sus cuidadores. Hay 250 millones de niños (6 de cada 10) son castigados por medios físicos.
Violencia sexual con rostro femenino
En todo el mundo, alrededor de 15 millones de mujeres adolescentes de 15 a 19 años han sido víctimas de relaciones sexuales forzadas en algún momento de sus vidas.
Realidad que hace tambalear las acciones mundiales en relación a los Objetivos de Desarrollo Sostenible que buscan lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas a través de la eliminación de todas las formas de violencia en su contra en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación.
Los infanticidios como muerte por la condición de indefensión
En el Congreso se partió de la propuesta que Aralma Centro de Asistencia, Investigación y Formación en Infancia, Adolescencia y Familias (organizador del Congreso) propone al considerar al infanticidio con un concepto abarcativo y estructural donde se le da muerte a la infancia de diferentes modos, ya sea por negligencia, desamparo, olvido y/o asesinato. Niños y niñas mueren por su condición e indefensión.
La gran mayoría de estas muertes (5,4 millones) ocurren en los primeros cinco años de vida y alrededor de la mitad son de recién nacidos. Es decir que fallecen por causas que se pueden evitar o tratar oportunamente.
Cada 7 minutos, en algún lugar del mundo, un adolescente es asesinado en un acto violento. Sólo en 2015, la violencia costó las vidas de alrededor de 82 mil adolescentes. Las personas de 15 a 19 años son particularmente vulnerables, ya que tienen tres veces más posibilidades de morir violentamente que las personas adolescentes de 10 a 14 años.
Venezuela, El Salvador y Colombia tuvieron cada uno tasas de infanticidios de más de 20 por 100 mil habitantes.
No escuchar la voz de los niños incrementa su vulnerabilidad
El silencio es uno de los principales impulsores de la impunidad de quienes cometen actos de maltrato y abuso hacia niños y niñas. Si bien este silencio se vincula al miedo de las víctimas y a la manipulación de los victimarios, la tendencia a desconocer, desmentir o directamente no escuchar lo que niños, niñas y adolescentes nos dicen es parte constitutiva de estos silencios que incrementan la vulnerabilidad.
La participación activa de niños y niñas en la vida social, el reforzamiento de sus capacidades expresivas y la promoción de un diálogo intra e intergeneracional son factores protectores ante estas vulneraciones de sus derechos.
Niñez migrante entre la huida por sobrevivir y el hallazgo de la muerte
Más de 1.600 niños murieron o desaparecieron entre 2014 y 2018 cuando intentaban llegar solos o junto a sus familias a un lugar que les ofreciera una vida mejor. Así quedó registrado en un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que advierte de que la cifra real puede ser mucho mayor.
La violencia en general, desde la más ruidosa hasta la imperceptible, atropella el desarrollo de los niños y adolescentes de nuestro país; por lo que resulta imperioso unirnos a la solicitud formulada en este Congreso de declarar a la niñez en emergencia para que se tomen medidas urgentes para hacerle frente al dolor y el silencio.
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