Fuente original: Oscar Misle Caraota Digital

En intercambios con adolescentes en Cecodap hemos conversado sobre los tatuajes para identificar por qué les atraen tanto. “Yo creo que es una forma de estar en algo, los deportistas y los artistas se los hacen y mientras más tatuajes tengan se ven más cool” (Jorge, 15 años), “A mí me parece que es para llevar en tu piel algo que es importante y quieres que te acompañe toda la vida” (Marianna 17 años).

“Mi mamá y mi papá se tatuaron, ella un unicornio y él un cóndor. Cuando le pregunto no saben explicar muy bien el significado, o no quieren entrar en detalles” (Ronald 16 años). “Yo creo que es una forma de decorar tu cuerpo, para mí es algo estético” (Cindy, 15 años). Lo cierto es que los tatuajes no son solo marcas en la piel. Son imágenes, símbolos, frases, letras… que expresan algo que importa, que gusta y que se quiere preservar inmodificable y para toda la vida.

Ponen en evidencia, a través de la piel, aquello que no puede ser dicho, o simplemente las palabras no alcanzan para expresarlo en su justa dimensión.

Tienen su propio lenguaje

Eso que se imprime, exige, dependiendo de la parte del cuerpo, soportar dolor físico en la piel cuando se inocula la tinta. Se convierte en un sello con un fuerte contenido emocional. Puede haber una historia, una relación, una pérdida o un deseo que se desnuda con en esa segunda piel multicolor o monocromática.

Pudiera ser la forma de simbolizar y “calmar” un dolor psíquico, angustia; por ejemplo, mitigar el dolor por la muerte o pérdida de un ser querido, hay quienes se tatúan la imagen del ser fallecido o algún símbolo que represente un amor, un sueño o una pérdida.

Son oportunidades interesantes para dialogar con los adolescentes, sobre lo que implica tomar la decisión.

Esas imágenes perdurarán para siempre. Con el tatuaje pueden sentir que, pase lo que pase, siempre estará en ellos. Muchas veces, en las morgues, a las personas se les puede reconocer por el tatuaje que llevan estampados en una parte de su cuerpo.

El tatuaje puede ser una forma de pertenecer a un determinado grupo deportivo, musical, cultural, estudiantil… La decisión de imprimir un tatuaje implica una motivación o necesidad personal que pone en evidencia un deseo consciente.

Puede ser incluso que la persona, no lo tenga presente, y queda oculto en el inconsciente. Pero más allá de ello, hay un significado, un simbolismo, que resultará interesante descifrar con nuestros adolescentes.

Cada vez son más comunes y universales

Se han ido generalizando y normalizando. Según la psicóloga Sheila Estévez Vallejo, “hay dos motivos por los que las personas pueden hacerse un tatuaje, uno de ellos es subrayar la propia identidad y el otro inmortalizar momentos, tanto los que fueron felices como aquellos que nos han dejado una herida psicológica”, Lara Pacheco, de Cenit Psicólogos, considera que “las motivaciones por la que alguien decide tatuarse son tan amplias como personas existentes”.

Vallejo considera que tal vez lo que nos mueva para tatuarnos sea querer, de alguna manera, “fotografiar” un recuerdo en nuestra piel, “sentirnos únicos, autodefinirnos, diferentes, revelando una creencia o unos valores”. “Otro motivo por el que decidimos tatuarnos es como respuesta a un daño emocional vivido; el tatuaje es parte de aceptación de ese daño y resultado del proceso de resiliencia o de superación”.

Pacheco asegura que hay “pocos rasgos de personalidad que destaquen entre las personas que se tatúan”. “Si lo generalizamos, podríamos decir que la característica común más importante es la búsqueda de un sentido de ‘unicidad’, el ser único u original”.

¿En qué parte del cuerpo?

Otra decisión complicada: elegir el lugar del cuerpo en que lo quieren realizar, ya que pueden concebir este símbolo estético como algo íntimo o algo para ser mostrado. Quienes se decantan por realizarlo en lugares visibles, como los brazos o las piernas, suelen querer lucirlos a modo de ‘joya’ o como algo que les identifica, que forma parte de la autoimagen y del mensaje que quieren que reciban los demás.

Un recurso terapéutico

Los tatuajes son considerados por algunos como un recurso terapéutico, como por ejemplo tatuar un pezón después de una reconstrucción de la mamas, disimular una cicatriz…

Nos toca como adultos, más que juzgar, preguntarnos: ¿Por qué deseará mi hijo hacerse un tatuaje? ¿Qué será lo que quiere tatuar en su piel para toda la vida y que sea inmodificable? Puede que no tengan claras las respuestas, y sientan que si otros lo hacen porque no ellos.

Puede ser una oportunidad para conversar sobre la responsabilidad que implica modificar la piel de forma permanente. Si no se tiene bien claro lo que implica, más si consideramos que somos seres en evolución y lo que en un momento fue significativo, puede que en un futuro no lo sea y nos preguntemos: “¿Y ahora qué hago con esto que me recuerda permanentemente la piel?”

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