Lejos de animar la esperanza por la sanación a la que todos aspiran, el Hospital de Niños José Manuel de los Ríos se ha convertido en un punto de alarma nacional por un decadente servicio que impide la asistencia oportuna. Al igual que en el resto de los centros de salud del país, un pergamino de fallas amenaza el derecho fundamental a la vida de los enfermos que allí acuden.

La directora de la organización no gubernamental Prepara Familia, Katherine Martínez, alertó que el déficit de medicamentos ronda el 80 %: “No hay antibióticos de amplio espectro como vancomicina o meropenem, que son básicos”, puntualizó en una entrevista con PANORAMA.

A esto se suma la escasez de insumos que ronda el 75 %: falta desde lo básico hasta lo más especializado. “Los enfermeros trabajan con las uñas, a veces no tienen ni un tapa boca”, reclamó el padre de uno de los afectados.

Solo en mayo, cuatro infantes del servicio de hematología –que requerían trasplantes de médula ósea– fallecieron, ante el dolor inenarrable de sus familiares que rogaban por tratamientos que no podían postergarse más.

Erick Altuve fue uno de los infortunados. El menor de 11 años no logró cumplir su sueño de patinar sobre el hielo; el rezo de sus padres se apagó este 26 de mayo, cuando un paro respiratorio cerró su historia. Murió en la espera de propofol, un sedante indispensable para ser intubado; no lo recibió porque “la directora lo tenía bajo llave”, dijeron los trabajadores de la farmacia interna.

“No hay nada. En los cinco meses que duré ahí vivimos de fundaciones y de donaciones porque el hospital nunca dio nada”, lamentó, entre lágrimas, su madre Jennifer Guerrero, a través de los videos que se viralizaron esta semana.

Un escenario ‘plagado’ de carencias se esparce por todo el hospital fundado hace 82 años en Caracas. Ni uno solo de los 34 servicios escapa de la precariedad.

“Tenemos un problema grave porque no hay mantenimiento ni preventivo ni correctivo de los equipos, todo está suspendido desde hace muchos años. Ya no funciona el servicio de RX, ni el tomógrafo, ni el resonador”, lamentó Katherine Martínez.

Dentro del ‘J.M. de los Ríos’, el diagnóstico o evolución de una patología resulta un espejismo, pues “el laboratorio funciona a un 10% de su capacidad instalada”. Por esto, los parientes deben peregrinar para encontrar los exámenes por fuera, casi siempre los costos son millonarios.

“Tampoco hay reactivos para hacer la serología en sangre, entonces, los niños están recibiendo transfusiones que no son seguras (…) ahora hay muchos casos de hepatitis C”, advirtió la defensora de la organización que brinda acompañamiento a niños y adolescentes hospitalizados o con patologías crónicas, junto a sus madres cuidadoras.

Como si no fuera suficiente con el peso de enfermedades graves, claman hasta por el agua para lavarse las manos.

Encima, el comedor pasa por alto la provisión de proteínas y grasas, dos de los tres nutrientes principales para el correcto desenvolvimiento del organismo. Este es el menú: arepa sin relleno en el desayuno y arroz o pasta solos en los almuerzos y cenas. Se considera un ‘lujo’ la entrega esporádica de granos.

Purés, milanesas de pollo, leche, frutas, jugos y meriendas es solo una muestra de lo que recibían los niños hospitalizados hace unos ocho años, recordó Guillermo Altuve, el padre de Erick.

“El acceso a la alimentación está totalmente vulnerado. Es la misma para todos, no hay diversidad, según cada patología (…) Las fórmulas infantiles no llegan desde hace más de un año. Tampoco tenemos suplementos nutricionales para los que presentan desnutrición, ni sales de rehidratación oral (…) A las madres les suspendieron la comida el 5 de abril de 2018”, documentó Prepara Familia.

Por su parte, el daño de los acondicionadores de aire afecta gravemente el servicio de oncología, no apto para aplicar las quimioterapias. Asimismo, en la torre de consulta no funciona el ascensor desde principios de año. Esto implica que quienes manifiesten alguna discapacidad deben subir cargados hasta los pisos. En lo que respecta a la infraestructura, otro factor negativo son las numerosas filtraciones en los techos y las paredes.

El presidente de la Sociedad Venezolana de Pediatría y médico del recinto, Huniades Urbina, señaló: “No hay baños separados para niños y niñas. Cuando funciona uno solo, todos los pacientes lo usan y eso genera infecciones cruzadas. Se va sumando una cadena de cosas que terminan deteriorando la salud”.

Geraldine Labrador, mamá de Robert Redondo, otro de los fallecidos con leucemia, aseveró que la ‘torre vieja’ de la institución está llena de zancudos, una amenaza latente de dengue que podría ser mortal para los pequeños con cáncer.

El nivel de angustia llena de tensión el área de hematología, pues unos 30 pequeños esperan por los trasplantes de médula ósea que no se hacen desde 2017 porque el Gobierno venezolano mantiene una deuda de más de 10 millones de euros con Italia, con quien estableció un convenio de salud desde 2006.

Este 29 de mayo, a través de un comunicado firmado por el presidente del Parlamento, Juan Guaidó, se anunció la designación de un equipo de emergencia “para atender de manera inmediata la problemática que atraviesa el Hospital J.M. de Los Ríos”.

Por su parte, Cecodap –organización que vela por los DD HH de los niños y adolescentes– solicitará a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) la extensión de la medida cautelar que dictó en febrero de 2018 para exigir al Estado salvaguardar la vida y salud de los pacientes de nefrología, servicio que reportó un brote infeccioso y carencias de suministro de antibióticos que acabaron con la vida de doce niños, a partir de mayo de 2017.

La petición incluirá unidades críticas, como hematología, “para que se les otorgue la atención que requieren”, explicó Abel Saraiba, directivo de Cecodap, en conversación con este rotativo.

“Se han cometido violaciones de los derechos humanos (…) No se puede reparar la pérdida de vidas por no recibir tratamiento. Sabemos que las condiciones de estos pacientes son delicadas; sería admisible que puedan fallecer, pero si reciben el tratamiento”, sentenció.

 

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