Por Óscar Misle

En reiteradas entrevistas especialistas en el tema educativo y de participación ciudadana  han expresado la necesidad de conocer lo que piensan y sienten los niños y  adolescentes sobre la forma  en que están viviendo y procesando la cuarentena. Sin embargo son muy pocos los espacios en los cuales pueden participar y opinar.

En Cecodap fuimos testigos de momentos  estelares en la década de los 90 en lo que se refirió a la participación protagónica de la niñez para la promoción y defensa de los derechos del niño. “Juntos por una nueva Ley” fue un movimiento nacional  para que opinaran e hicieran aportes para  que en el texto de la Ley Orgánica para la Protección de las Niñas, Niños y Adolescentes (LOPNNA) sus necesidades estuvieran presentes convertidas en derechos.

Cuando se realizaba una actividad en los distintos estados del país, los niños, niñas y adolescentes, de diferentes realidades socioeconómicas, eran fuente prioritaria y sus declaraciones y propuestas llegaron a ocupar las primeras páginas de la prensa nacional.

En el programa de televisión “Dice y hacen” conducido por Miguel Ángel Rodríguez y  transmitido en horario estelar RCTV, grupos de niños, de diversas realidades, fueron invitados para entrevistar a los más importantes candidatos para la Presidencia de la República: Hugo Chávez, Salas Romer, Claudio Fermín e Irene Sáez.

La luna de miel duró hasta  que llegó la Ley de Responsabilidad Social  en Radio y Televisión (Resorte) aprobada por la Asamblea Nacional de Venezuela, vigente desde el 7 de diciembre de 2004, cuyo objetivo es el de establecer la responsabilidad social de los prestadores de los servicios de radio y televisión. A partir  de ese momento la participación de los niños y adolescentes se fue haciendo cada vez más cuesta arriba, la censura y la autocensura por temor a las  sanciones y la discrecionalidad  con la que suele manejarse la ley amenazó la posibilidad que tienen los niños de opinar y participar públicamente.

Los Niñas, niños y adolescentes:

Son sujetos de derechos, ciudadanas y ciudadanos con derechos y deberes. Un tratado de derechos humanos internacional, la Convención de los Derechos del Niño (1989), garantiza este estatus a la niñez del mundo; así como la LOPNA lo consagra a nivel nacional.

Tienen el derecho a expresar libremente sus ideas sobre los asuntos que consideren de su interés, dentro de la familia, escuela, comunidad, país y sociedad en general; sin más límites que los establecidos en la ley. No podrán hacer llamados a la violencia, racismo, xenofobia, terrorismo.

Irán ejerciendo sus derechos de manera progresiva, gradual, de acuerdo a su nivel de desarrollo, madurez. Los adultos (padres, familiares, docentes…) tienen un papel preponderante en que se respete este proceso. La edad, ámbito social, cultural y características propias de cada individuo determinan cada caso y situación.

Deben decidir participar voluntariamente, sin ningún tipo de coerción, presión o amenaza. Informándolos sobre la actividad, propósitos y qué se espera de él o élla. De forma tal que pueda dar su consentimiento en muestra de aprobación.

Deben estar protegidos por los adultos, quienes considerarán en cada caso y situación lo que es más conveniente para cada niño o niña (interés superior del niño).

Tienen derechos que deben ser respetados y promovidos por los adultos que asumen la responsabilidad de su protección y formación ciudadana. En todo el mundo se lucha para que la voz de las niñas, niños y adolescentes sea escuchada y tomada en cuenta en todos los ámbitos de la vida (casa, escuela, comunidad, país, medios de comunicación social), nuestro país no puede ser una excepción.

No pueden ser utilizados como voceros de los planteamientos de adultos (en actos oficiales, religiosos) es una manipulación que irrespeta su condición de niño o niña. El niño, niña o adolescente debe ser vocero de sus ideas, opiniones y con capacidad para asumir las consecuencias, individuales y sociales, de sus pronunciamientos y actuaciones públicas.

Tienen el derecho a que sus opiniones sean difundidas. Los medios de comunicación social cumplen un papel fundamental. La información debe ser procesada de forma adecuada y responsable a fin de evitar la estigmatización. Cuando un niño, niña o adolescente se convierte en noticia y su actuación es interpretada, juzgada, de formas diferentes y reiterada por diversos medios, se crean matrices de opinión que podrían atentar contra su integridad física y emocional.

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