¡Hola, papá! ¡Hola, mamá! ¿Cómo están? Les escribo esta carta porque hay algunas cosas que me gustaría que supieran, pero en persona no sé bien cómo expresarlas.
He notado, en estas semanas de cuarentena que a veces se ponen muy nerviosos. Imagino que deben estar teniendo muchos problemas, aunque no me queda muy claro cuáles son. Mami, he visto que aunque no puedes salir a hacer diligencias como siempre, en ocasiones estás muy cansada. Creo que es porque estás todo el tiempo pendiente de nosotros y limpiando nuestra casa o cocinando. En ti también he notado cambios, papi. A veces, veo que estás muy callado, como si estuvieras pensando en muchas cosas que te preocupan. Lo he llegado a notar también en cómo nos estamos tratando; veo que hay momentos en los que tú, papá, discutes con mamá o en los que los dos se molestan conmigo y mis hermanos porque estamos inquietos o nos portamos mal.
Quiero que sepan que los entiendo. Ustedes son grandes, tienen muchas responsabilidades y creo que es normal que a veces sientan que no pueden manejar tantos cambios. Por ejemplo, ahora debo recibir mis clases por televisión o internet ¡¿Cómo se hace eso?! No estoy acostumbrado a algo así. Y si para mí es bastante extraño, creo que para ustedes debe ser súper difícil ayudarme a estudiar y a hacer las tareas, porque son temas que vieron hace muchos años, cuando iban al colegio.
Además, sé que a veces me desconcentro y tardo mucho haciendo las actividades y eso los desespera un poco. Quiero que sepan que su ayuda es muy importante para mí y agradezco todo el esfuerzo que hacen para apoyarme en mis deberes del colegio. Solo saber que ustedes están allí, acompañándome, me hace todo esto mucho más fácil de llevar.
Pensándolo bien, creo que eso es lo que más me gustaría que supieran: que estén aquí, a mí lado, es todo lo que necesito.
Me da la impresión de que últimamente están luchando por ser el papá perfecto o la mamá perfecta; los maestros perfectos; la ama de casa perfecta… ¡hasta los recreadores perfectos! Y, tal vez, eso los tiene cansados y presionados.
Mamá, papá, necesito decirles que yo quiero verlos tranquilos. Quiero que intenten ser felices, porque sé que eso es lo que merecen. No necesito que me enseñen el sistema digestivo sin errores, ni que me ayuden a practicar las tablas hasta que no me equivoque o que me inventen un campamento con millones de actividades divertidas dentro de nuestra casa. Prefiero, simplemente, que sigan acompañándome cuando me sienta solo sin mis compañeros, que me apoyen cuando me frustre por no entender alguna asignación o que me tengan paciencia cuando no quiera seguir estudiando porque sienta que no puedo más. Lo más importante para mí es saber que ustedes también están bien, que descansen, que se rían, que se diviertan.
Papi, sé que te preocupa no poder ir al trabajo y que no tengas tanto dinero para comprar mis cosas; pero, para mí, eso no es lo más importante. Te prometo que de esto nos vamos a poder recuperar.
Mami, si un día estás muy cansada y no logramos terminar las tareas del día, no te sientas mal, ya mañana podremos continuar. No pasa nada.
Les doy las gracias. Sé que durante estos momentos tan complicados han hecho lo mejor que han podido para que la familia esté bien y para que no me afecte tanto lo que está ocurriendo. Eso lo recordaré y lo valoraré por siempre. Para mí son los mejores papás que habría podido tener.
También les recuerdo que, aunque soy más pequeño que ustedes, yo también los quiero ayudar ¡Nuestra familia es un gran equipo!
Con todo mi amor, su hij@.
Esta carta fue el resultado de una entrevista a una niña de 10 años de edad.
La pregunta base fue: ¿qué esperas de tus padres en este momento?
Foto de Julia M Cameron.
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