En la actualidad, más de 1.000 millones de niñas menores de 18 años están preparadas para afrontar el futuro. Día a día, desafían los estereotipos y rompen barreras. Las niñas están organizando y encabezando movimientos para abordar cuestiones como el matrimonio infantil, la desigualdad en la educación, la violencia y la crisis climática, y, como se pone de relieve con el tema de la celebración de este año, están demostrando que no se ciñen a un guion y son imparables.
En este Día Internacional, celebramos los logros alcanzados por las niñas, con ellas y para ellas desde la aprobación de la histórica Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, un programa amplio de políticas para el empoderamiento de las mujeres y las niñas. A lo largo de casi 25 años, hemos visto que cada vez son más las niñas que asisten a la escuela y terminan sus estudios, así como las niñas que adquieren los conocimientos necesarios para destacarse en el lugar de trabajo, y cada vez son menos las que se casan o tienen hijos cuando aún son niñas.
Ya no es aceptable que las niñas tengan que renunciar a sus sueños o que se les haga creer que no tienen posibilidad de alcanzarlos. Sin embargo, muchas de ellas siguen viéndose reprimidas por normas de género perjudiciales que influyen en todo lo que hacen: si se casan, cuándo y con quién, si asisten a la escuela y finalizan sus estudios, si tienen acceso a los servicios de salud o si se ganan la vida, y muchas otras cosas. Doscientos millones de niñas y mujeres son sometidas a la mutilación genital femenina. Tres de cada cuatro víctimas de la trata de personas son mujeres o niñas. Los conflictos hacen que millones de personas se vean atrapadas en situaciones de violencia, incertidumbre y desesperación.
Para garantizar que todas las niñas puedan alcanzar su potencial, es necesario realizar esfuerzos concertados e invertir en su salud y seguridad y en brindarles aptitudes para el siglo XXI. Cada año de educación secundaria que cursa una niña hace que su capacidad de obtener ingresos aumente hasta en un 25 %. Si todas las niñas y todos los niños terminaran la enseñanza secundaria, 420 millones de personas podrían salir de la pobreza, lo que beneficiaría a varias generaciones.
Debemos defender y respetar la igualdad de derechos de las niñas, así como su voz e influencia, en nuestras familias, comunidades y naciones. Las niñas pueden ser poderosos agentes de cambio, y nada debe impedir que participen plenamente en todos los aspectos de la vida.
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