La migración en Venezuela es forzosa, los niños y sus familias no migran por placer, lo hacen al ver amenazados sus derechos más básicos
Durante el 171 Período de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en la ciudad de Sucre (Bolivia), el pasado jueves 14 de febrero, se realizó la audiencia pública temática sobre Venezuela, denominada “Niños Migrantes” con la finalidad de visibilizar los motivos y las causas de la migración forzosa de niños, niñas y adolescentes del país y las consecuencias que sufre esta población en tránsito hacia destinos muchas veces peligrosos y desconocidos por ellos y sus familiares.
El abogado y coordinador general de la ONG Centros Comunitarios de Aprendizaje en Caracas (Cecodap), Carlos Trapani, junto al psicólogo Abel Saraiba, también directivo de la organización, solicitó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que se activen protocolos de protección de la niñez venezolana para que sean garantizados sus derechos mientras se encuentran en sustitución de movilidad o mientras estén lejos de sus padres o representantes.
“La migración en Venezuela es forzosa, los niños y sus familias no migran por placer, lo hacen al ver amenazados sus derechos más básicos y son muchos los riesgos a los que están expuestos cuando se ven obligados a marcharse del país”, dijo el defensor.
Violencia institucional contra la infancia
La sociedad civil resaltó las cifras de la ONU que indican que de los más de tres millones de venezolanos que han emigrado en los últimos años, una buena parte son niños y adolescentes. Indicaron que la situación no tiene causas naturales, sino que es producto de una crisis institucional que data de hace 20 años y que, en el caso de los niños, la problemática se agudizó mucho más desde 2007.
“Uno de 4 venezolanos piensan irse del país y no tenemos ningún indicador para pensar que esto cambiará, al contrario, se profundizará en los próximos años de continuar la vulneración de derechos”, aseveró Trapani.
En la sesión se hizo énfasis en la necesidad de que se activen protocolos de protección de la niñez venezolana que velen por su acceso a la seguridad, a la educación, a la salud, a la alimentación, entre otros aspectos, debido a que, al menos 800 mil niños han perdido contacto con sus padres a causa de que estos migraron.
Trapani también resaltó que una de las dificultades para atender a este sector tiene que ver con que la migración no solo se está produciendo por caminos formales, sino que además se hace a través de trochas clandestinas, por las que están movilizándose niños y adolescentes acompañados o solos.
“Son innumerables los riesgos a los que están expuestos los niños y adolescentes venezolanos que se han visto obligados a marcharse del país, los caminos no son seguros y muchos de ellos se encuentran solos”.
La emergencia expulsa a niños de sus casas
Representantes de Perú y Colombia solicitaron que se haga una visita a las zonas fronterizas para constatar las difíciles condiciones que deben afrontar las personas, no solamente en Colombia, sino también en Brasil y en los pasos limítrofes entre Ecuador y Perú.
Por su parte, Unicef insistió en que el flujo migratorio desde Venezuela se verá complejizado con la problemática de los niños que son dejados atrás a cargo de abuelos, tíos o personas cercanas a la familia que, por limitaciones producto de la crisis venezolana, no brindan suficiente atención ni cuidado oportuno.
Finalmente, la sociedad civil presentó recomendaciones para que la comisión, en conjunto con la agencia de las Naciones Unidas, pueda desarrollar un estudio de casos e identificar los puntos fronterizos con más problemas, pueda constatar cuáles son las principales vulneraciones contra los niños e incentivar la visita de los organismos internacionales a zonas de mayor movilidad.
—
Comentarios recientes